Aranceles, inflación y morosidad al alza. Las pequeñas y medianas empresas se enfrentan a un tablero internacional cada vez más hostil. ¿La clave para resistir? No solo vender más, sino gestionar mejor.
La incertidumbre ha dejado de ser una excepción. Ahora es el contexto. Con el regreso del proteccionismo y los nuevos aranceles del 25% anunciados por la administración Trump a productos europeos clave, muchas pymes —especialmente del sector retail— ven cómo su estabilidad financiera y sus márgenes de beneficio vuelven a tambalearse. En este nuevo escenario, la diferencia entre resistir o hundirse no está solo en el producto o en la marca, sino en algo mucho más estratégico: la gestión inteligente de la liquidez.
Según el Banco de España, las pymes representan el 99,8% del tejido empresarial, pero solo el 18% exporta regularmente. Esto las deja especialmente expuestas ante cambios regulatorios abruptos y barreras comerciales que no ven venir. ¿Resultado? Aumento de costes, desajustes logísticos, menor competitividad… y tensiones de tesorería. De hecho, la morosidad en el sector alcanzó el 13,2% en 2024 según Cepyme. ¿La solución? Actuar antes de que el agua llegue al cuello.
Automatiza o ahógate
Hoy, más que nunca, automatizar pagos y cobros ya no es opcional: es cuestión de supervivencia. Soluciones como el confirming o los pagos anticipados permiten a las pymes mejorar su capital circulante, proteger relaciones con proveedores estratégicos y evitar cuellos de botella en producción o distribución. Además, la integración de APIs financieras conectadas con herramientas de gestión (ERP) permite saber en tiempo real qué entra, qué sale y qué viene. Y eso —cuando el contexto cambia cada semana— es oro puro.
Los informes de Deloitte y KPMG lo confirman: las empresas con control financiero digitalizado tienen un 36% más de capacidad de adaptación frente a crisis externas. No se trata de tener un Excel con fórmulas, sino de implantar soluciones que reduzcan errores humanos, anticipen desviaciones y mejoren la toma de decisiones. Cuanto más automatices, menos dependerás del azar.
No solo caja: también marca
Pero no todo es números. Como recuerda Guillermo Belenchón, director general de Kantar España, el marketing juega un papel esencial en épocas de incertidumbre. Las marcas fuertes —con una propuesta clara, un propósito definido y una buena comunicación— resisten mejor los golpes y soportan subidas de precios sin perder al cliente.
Es lo que los expertos llaman Pricing Power: la capacidad de tu marca para mantener su valor incluso cuando todo sube. Si compites solo por precio, estás a un paso de ser reemplazado por una marca blanca. Pero si ofreces confianza, calidad y coherencia, el consumidor te elegirá aunque cueste un poco más. El reto, por tanto, no es solo sobrevivir, sino seguir siendo relevante.
Revisa tus contratos. Ya.
Otro punto clave: la prevención jurídica. Tal como advierte José María Viñals, experto en comercio internacional, muchas pymes siguen operando con estructuras contractuales pensadas para tiempos estables. Hoy, eso es un lujo que no se pueden permitir. Revisar tus contratos, incluir cláusulas de asignación de riesgos o estrategias de “ingeniería arancelaria” puede ser la diferencia entre perder un acuerdo o renegociarlo en tus términos.
Y si crees que esto solo afecta a multinacionales, piénsalo de nuevo. Las pymes con cadenas de suministro internacionales, aunque pequeñas, también están sujetas a nuevas barreras. Un simple retraso aduanero o una subida fiscal inesperada puede paralizar semanas de trabajo. Tener los papeles en regla y los escenarios previstos es tan vital como tener buena caja.
El futuro será colaborativo (o no será)
En un momento de máxima presión, colaborar es más rentable que competir. Compartir recursos logísticos, acceder a soluciones de financiación conjunta o crear redes de proveedores locales son estrategias cada vez más utilizadas por pymes que quieren ganar músculo frente a los vaivenes globales. No se trata de ser más grande, sino de ser más ágil, más informado y más resiliente.
La lección es clara: la incertidumbre no se combate con intuición, sino con datos, previsión y acción estratégica. Blindar tu pyme no es levantar muros, es construir una base financiera sólida, digitalizada y conectada con lo que ocurre fuera.
Porque en tiempos de tormenta, las pymes que sobreviven no son las más grandes, sino las que están mejor preparadas.







