La digitalización de nuestras vidas ha revolucionado por completo servicios como bancarios o de financiación. A las tradicionales cajas y bancos se han sumado, desde hace más de una década, alternativas fintech y todo un elenco de nuevas formas de apoyo económico privado a iniciativas y proyectos empresariales. Estas últimas basadas en plataformas tecnológicas de uso compartido en la nube y en el uso de tecnologías disruptivas como big data, IA o blockchain.
Estas son las formas de financiación colectiva más habituales en España:
Crowd equity
Se trata de una nueva forma de obtener financiación a través de una plataforma digital a la que pueden acceder tanto inversores privados como públicos (particulares, fondos de capital riesgo, business angels, entidades públicas… ). Estos últimos acceden a un catálogo de propuestas empresariales de alto potencial con el fin de invertir una cantidad determinada, normalmente pequeña, en una o varias de las propuestas empresariales que se publicitan.
Gracias a esta microfinanciación, un solo proyecto puede obtener un apoyo considerable gracias al respaldo de un numeroso grupo de inversores ¿Cómo? A través de instrumentos financieros como acciones, participaciones o bonos. Este modelo pasa por la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Crowdlending
En esta alternativa, quienes invierten lo hacen en forma de préstamo y a cambio de elevados intereses. Sin embargo, como la anterior, permite a las personas inversoras diversificar las apuestas y a quienes presentan su proyecto, obtener un gran respaldo económico de parte de múltiples personas.
Algunas plataformas de crowdlending ofrecen incluso carteras de inversión con distintas empresas o proyectos, reduciendo así el riesgo de impago.
Normalmente, si el proyecto no llega al 100 % de la cuantía solicitada en una primera ronda, se devuelven a las personas inversoras las cantidades aportadas a través de la plataforma online. Estas también deben estar autorizadas por la CNMV y constituidas como Plataforma de Financiación Participativa.
Crowdfunding
La gran diferencia de las anteriores respecto a las populares campañas de crowdfunding es que estas últimas suelen atribuirse a proyectos de gran impacto social o medioambiental. Es decir, iniciativas que van a redundar en una mejora del entorno, siendo este el gran objetivo de las mismas.
De hecho, suele ser común encontrar en las plataformas de crowdfunding proyectos de investigación sanitaria o para la preservación de entornos de alto valor ecosocial. Quienes invierten en dichas iniciativas suelen recibir, a cambio, no una alta rentabilidad económica, sino la satisfacción de haber contribuido a una buena causa, un obsequio o ciertas ventajas como personas usuarias del servicio o producto apoyado.
Un balón de oxígeno para proyectos sin capital inicial o un tanto arriesgados
Todas estas iniciativas contribuyen a la financiación de pequeñas empresas, startups o personas autónomas que no tenían cabida en los modelos de financiación tradicionales, normalmente muy exigentes respecto al capital inicial o a la necesidad de aglutinar avales, lo que limitaba las posibilidades de financiación. Además, muchas de estas plataformas permiten la conexión de estos proyectos con inversores extranjeros.
Según datos del ICEX, existen más de 12.000 startups, 400 scaleups y 18 unicornios en el ecosistema de emprendimiento tecnológico en España. Y aproximadamente, el 70 – 80% del capital levantado por todas ellas procede de inversores extranjeros, principalmente en rondas de financiación de crecimiento.
Otras formas de emprender con poco capital pasan por recurrir a los préstamos BEI, del Banco Europeo de Inversiones; las líneas de crédito del Instituto de Crédito Oficial (ICO), la solicitud de subvenciones y ayudas públicas al emprendimiento; los fondos de capital riesgo o los denominados Business Angels: inversores privados en busca de la máxima rentabilidad que se convierten en partícipes de los proyectos a través de sus aportaciones en forma de acciones o participaciones.