Inversión en formación directiva: ¿cuándo es el momento adecuado para que un empresario estudie un MBA?

por | Abr 21, 2025

Dirigir una empresa requiere visión, pero también formación. A medida que el negocio crece, surgen nuevos retos: gestionar equipos más numerosos y tomar decisiones estratégicas complejas o adaptarse a un entorno económico cambiante. En ese contexto, muchos empresarios se plantean si ha llegado el momento de dar un paso más en su formación y cursar un Máster MBA. Pero ¿es una decisión adecuada para todos y válida para cualquier momento? ¿Depende de las circunstancias por las que atraviesa la empresa? ¿De los recursos disponibles? Este artículo aborda estas preguntas y ofrece orientación práctica para evaluar si una inversión en formación directiva tiene sentido en el presente… o más adelante.

Factores a tener en cuenta antes de cursar un MBA

Decidir estudiar un Master in Business Administration o MBA no es solo una cuestión de ganas. Es una decisión de inversión importante en tiempo, dinero, energía y compromiso. Para que realmente marque un antes y un después en la trayectoria profesional, conviene tener claros algunos factores clave:

1. Etapa de desarrollo de la empresa

No es lo mismo plantearse un MBA cuando el negocio está arrancando que cuando ya ha alcanzado cierta estabilidad a todo nivel. Si la empresa aún está en fase muy operativa y requiere la atención del jefe en el día a día, quizás no sea el momento más adecuado. Sin embargo, si el negocio empieza a consolidarse, hay un equipo que permite delegar tareas y el enfoque se traslada a crecer o escalar, cursar un MBA puede aportar las herramientas necesarias para tomar decisiones con más visión estratégica.

“Cuando una empresa crece, el perfil del fundador también debe evolucionar. En muchos casos, el MBA es la palanca que convierte a un buen gestor en un líder estratégico”, apunta una profesora de dirección estratégica en una escuela de negocios.

2. Objetivos personales y profesionales

También hay que preguntarse: ¿por qué quiero estudiar un Máster MBA? ¿Para adquirir habilidades en liderazgo? ¿Para reforzar mis conocimientos financieros? ¿Para abrirme a nuevas oportunidades profesionales? Alinear esta decisión con las metas personales es esencial. Si el objetivo es crecer como directivo, expandirse a otros mercados o incluso reinventarse profesionalmente, un MBA puede ser el impulso necesario. Sin embargo, si se busca una solución rápida para problemas concretos, tal vez haya otras alternativas más específicas o inmediatas y en algunos casos, de menor inversión.

3. Recursos disponibles

Cursar un MBA presencial supone una inversión relevante, tanto en recursos económicos como en compromiso personal. No se trata solo de pagar un curso, sino de apostar por una experiencia transformadora que puede mejorar la forma de dirigir, decidir y proyectar el negocio a medio y largo plazo. Para muchos empresarios, es una manera de dar un salto profesional, consolidar su liderazgo y adquirir herramientas que luego se traducen en resultados con impacto positivo en la empresa.

En ciudades como Madrid o Barcelona, se concentran algunos de los MBA presenciales más reconocidos de Europa. Por ejemplo, el International MBA de IE Business School tiene un coste aproximado de 82.000 euros, mientras que el Máster MBA de ESADE en Barcelona ronda los 71.200 euros. Otras opciones como EAE Business School (Madrid y Barcelona) o EADA (Barcelona) ofrecen programas presenciales algo más accesibles, con precios que oscilan entre 32.000 y 44.000 euros, según el programa y la duración.

El MBA de la Cámara de Comercio se sitúa entre las mejores opciones en cuanto al precio de un Máster MBA en Madrid y destaca por su excelente retorno de inversión y relación calidad-formación, con un desembolso que ronda los 10.940 euros. Su enfoque práctico está orientado al desarrollo de competencias directivas aplicables al entorno real de la empresa desde el primer día de clases. Es una alternativa especialmente pensada para profesionales que desean avanzar sin necesidad de asumir los costes de las grandes escuelas internacionales.

¿Qué puede aportar un MBA a un empresario?

Invertir en formación no siempre da resultados inmediatos, pero en el caso de un MBA, los beneficios pueden marcar la diferencia en la forma de dirigir y hacer crecer una empresa. Estos son algunos de los aportes más valorados por quienes han pasado por la experiencia formativa:

Visión estratégica y nuevas herramientas

Un MBA puede enseñar a emprender desde cero, y orientar el rumbo para mejorar el proceso de toma de decisiones cuando el negocio ya está en marcha. Proporciona una visión más amplia de todas las áreas de la empresa —finanzas, operaciones, marketing, talento— y permite aplicar métodos de análisis, planificación, gestión y control que van más allá de la intuición.

Según un exalumno de un MBA internacional, “una de las mayores lecciones fue aprender a pensar como un inversor y no solo como un gestor operativo. Cambió por completo la manera de analizar cada decisión”.

Ampliación de red de contactos

Estudiar un MBA también es una excelente oportunidad para ampliar el círculo profesional. Compañeros de clase, profesores, tutores y ponentes de renombre se convierten en una red de contactos con perfiles muy diversos, procedentes de otros sectores, empresas e incluso países. Para quien lidera un negocio, estas conexiones pueden abrir puertas a colaboraciones, oportunidades de inversión o nuevas ideas. A veces, el valor más duradero de un Máster MBA no está solo en lo aprendido, sino en cómo y con quién se compartió.

Actualización de conocimientos

El ritmo de cambio en el mundo empresarial es constante. Un MBA permite actualizar conceptos, conocer tendencias actuales y revisar prácticas que quizás hayan quedado desfasadas. Para un empresario con años de experiencia, esta actualización puede suponer un nuevo impulso, una forma de refrescar su manera de pensar y tomar decisiones con mejor perspectiva.

Claves prácticas para tomar la decisión

No todos los programas de formación valen para todas las personas ni en cualquier momento. Antes de elegir un MBA, conviene revisar algunos aspectos prácticos que pueden marcar la diferencia entre aprovecharlo al máximo… o dejarlo a medias.

Duración y horarios

Dando por sentado que hablamos de cursar un MBA de forma presencial —ya que el aprendizaje en esta modalidad suele ser más efectivo e inmersivo—, es importante tener en cuenta que requiere un alto nivel de compromiso. Para empresarios en activo, esto implica planificar el calendario de forma idónea y anticipar cómo impactará en el funcionamiento diario del negocio.

Algunas escuelas ofrecen estructuras adaptadas a perfiles profesionales, con clases en horario de tarde, fines de semana, módulos intensivos o incluso algunas sesiones con asistencia remota. Estos formatos permiten continuar al frente de la empresa sin renunciar a una formación exigente y de calidad. Lo esencial es elegir una opción que se adapte de forma realista a la agenda del empresario y que permita aprovechar al máximo la experiencia sin comprometer la operativa de la empresa.

Compatibilidad con la actividad de la empresa

¿Quién tomará las decisiones clave mientras dura el MBA? ¿Hay un equipo de confianza que pueda asumir más responsabilidad? Estas preguntas son fundamentales si se quiere mantener la continuidad del negocio sin sobresaltos. Algunos empresarios optan por cursar el programa en fases menos exigentes del año, o tras haber delegado ciertas funciones. Valorar el momento adecuado y prever un plan de respaldo interno son pasos necesarios para no sobrecargar ni afectar al normal funcionamiento de la empresa.

Elegir adecuadamente el contenido y el enfoque del MBA

No todos los MBA son iguales. Algunos están más enfocados en gestión financiera, otros en liderazgo, innovación o estrategia digital. Elegir un programa que encaje con los retos actuales del negocio y los objetivos del empresario resulta clave para que la inversión tenga el retorno esperado. Además, conviene revisar el perfil del profesorado, los casos prácticos, las oportunidades de networking, sin pasar por alto, la reputación del centro.

Conclusión: una decisión que requiere pensar a largo plazo

Estudiar un MBA no es una decisión menor, y mucho menos cuando se tiene una empresa entre manos. Pero también es cierto que, en el momento adecuado, puede convertirse en una herramienta transformadora: no solo para el negocio, sino también para quien toma las riendas del liderazgo.

“Hay empresarios que no se dan cuenta de lo valioso que es hacer un alto para aprender… hasta que lo hacen”, comenta en las redes sociales un mentor empresarial con experiencia en programas directivos.

No se trata de “parar para estudiar”, sino de crecer con método, con estrategia, actualizarse, tomar distancia y volver con más claridad y solvencia profesional. Para muchos empresarios, ese paso marca un antes y un después a todos los niveles. Si hay motivación y compromiso, el negocio permite cierta autonomía y el aprendizaje se alinea con los retos estratégicos reales del día a día. Por tanto, quizá no haya que esperar más.

Invertir en formación directiva es también invertir en el futuro. Y como toda buena inversión, lo importante es saber cuándo, dónde y cómo dar el paso correcto.

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