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¿Es posible internacionalizar sin un equipo bilingüe?


Emma Claire Davis

Coaching For Talent


Tu equipo rebosa talento. Algunos de sus miembros tienen un nivel alto de inglés. Pero otros no. Es esencial practicar y seguir aprendiendo. El enfoque tradicional de enseñanza, basado en clases presenciales, es limitado.

Para activar sinergias conducentes a la mejora del uso del inglés en la empresa, lo primero es que el líder o coach hable del asunto abiertamente para asegurarse de que el contexto y la actitud de los empleados favorezcan la comunicación en ese idioma. Se trata de que el equipo, motivado, comparta la visión de los resultados que persiguen en el ámbito internacional.

Y es que el nivel de inglés no es un reflejo de la inteligencia o del éxito de una persona. Si es bajo, revela que el individuo no ha encontrado el suficiente disfrute en su aprendizaje como para dedicarle el tiempo necesario. A veces, la reticencia a hablar en inglés revela una tendencia al perfeccionismo. Cosa nada saludable para el equipo. “Tengo que saberlo todo ya. Tengo que aparentar que sé lo mismo que los demás”.

Como se argumenta en «Haz lo que temas hacer», galardonado con el premio al mejor libro de crecimiento personal de 2017, otorgado por la editorial Círculo Rojo, esa actitud florece en un contexto de presión y silencio alrededor del inglés. “Si no entiendo quiere decir que mi nivel no es bueno. Si lo descubren me echarán o, como mínimo, limitaré mis posibilidades en la empresa. Para esconderlo evitaré hablar en las reuniones. No preguntaré si no entiendo.”

Siempre se puede contratar a personas que estén acostumbradas a hacer negocios en inglés, y es imprescindible tener algunos en el equipo. Pero ¿para qué prescindir del talento que ya tienes en nómina? Los que hablan bien en inglés pueden apoyar a los que no, apreciando las fortalezas y debilidades del equipo, practicando la comunicación en inglés y fomentando la colaboración mutua.

Lo segundo es establecer un tiempo para hablar en inglés: los que más sueltos estén, apoyan a los que más les cuesta. Lo ideal es que dirija la actividad un líder o coach.

¿Demasiado bonito para ser verdad? Competir en vez de cooperar perjudica los resultados. Hay que ir probando y viendo lo que mejor funciona con cada persona y equipo.

Siempre se puede contratar a personas que estén acostumbradas a hacer negocios en inglés, y es imprescindible tener algunos en el equipo. Pero ¿para qué prescindir del talento que ya tienes en nómina?

Por lo tanto, lo tercero, es tomárselo con humor y buscar la forma de motivar a cada uno a seguir sumergiéndose en libros, series, películas (con subtítulos), viajes, música, etc. Materiales de las mismas culturas con las que la empresa hace negocios. Por ejemplo, algunos acentos de Gran Bretaña y de la India suelen costar al principio, y la gente se desanima. Pero, ¡es normal si no se está acostumbrado! El idioma de forma aislada no motiva. Y sin motivación no hay mejora.

Una de las mejores formas de motivarse es rendir cuentas ante personas que admiras y medir los resultados por medio de un sistema para comprobar la mejora. Por ejemplo, cada uno puede preparar una breve presentación de forma periódica sobre algún tema relacionado con la internacionalización.

La responsabilidad de internacionalizarse es de todos. El equipo tiene mucho que ganar. Se notarán los resultados cuando sus miembros hablen el mismo idioma: el del apoyo mutuo.

 

 

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