Robots, drones y máquinas inteligentes en las empresas ¿Son el nuevo capital laboral? Carlos Rodríguez Lluesma Yosem E. Companys Las predicciones sobre la tecnología y su efecto sobre el empleo han surgido con cierta recurrencia en los dos últimos siglos. Los luditas destruyeron telares en la Inglaterra del XIX porque pensaban que las máquinas acabarían pronto con sus trabajos. Durante la Gran Depresión volvieron a surgir temores similares sobre un incremento desmesurado y estructural de masa laboral excedente. Miedos parecidos a estos se manifiestan también hoy, fundamentalmente por los avances de la inteligencia artificial (IA), que promete animar robots casi humanos en sus capacidades productivas e, incluso, de relación. Este progreso traería un vaciamiento de muchas profesiones (incluidas las que se suponían fuera de su alcance, como los servicios profesionales), mano de obra excedentaria y una mayor desigualdad. Aunque las predicciones de los luditas y científicos sociales de los años treinta del siglo pasado no se hayan materializado, la impresión general ante los avances en la conducción autónoma, las derrotas de jugadores humanos ante máquinas, los asesores financieros robóticos y otros muchos contextos parecen sugerir que esta vez sí va en serio. A nuestro modo de ver, aunque el desarrollo de la inteligencia artificial esté siendo impresionante, puede que estemos exagerando su efecto sobre el empleo, al menos en el corto y medio plazo, por las siguientes razones: La inteligencia artificial está lejos de haber superado su último invierno. A pesar de las optimistas declaraciones de los entusiastas de la computación cognitiva, los ordenadores no pueden aún razonar ni pensar, ni están cerca de hacerlo: decir, como hacen algunos, que los ordenadores razonan es una boutade. La IA sigue fallando por lo que Dreyfus llamó “el problema del sentido común” hace ya mucho tiempo: su funcionamiento está basado en reglas, a diferencia del humano, que las trasciende. Se suele prestar mucha atención a las innovaciones de proceso, pero no tanto a las de producto, y ello bien podría traer consigo el surgimiento de nuevas profesiones. Tendemos a sobrestimar los efectos de la tecnología en el corto plazo y a infraestimar los que se producen en el largo plazo. Esta tendencia está exacerbada por la búsqueda de novedad en los medios de comunicación tradicionales y redes sociales: ocuparse de lo nuevo y disruptivo vende mucho más -o genera más “Me gusta”- que hablar de aquello a lo que estamos acostumbrados. Mientras que los usos inmediatos de una tecnología están trazados sobre los usos de la tecnología anterior, es muy difícil saber cuáles serán las posibilidades nuevas que surjan por tal tecnología. El automóvil, por ejemplo, empezó a usarse para los mismos fines que el coche de caballos, de forma que comenzó constituyendo un “caballo mecánico”. Pero resultó difícil anticipar su papel en el nacimiento de las ciudades dormitorio. Estos efectos de segundo orden son los más interesantes, en la medida en que posibilitan nuevos modos de vida, pero también resulta casi imposible anticiparlos.Con lo anterior, no queremos decir que robots, drones y, en general, los artefactos animados por la IA no vayan a tener un efecto en nuestras casas y puestos de trabajo (esta mera sugerencia resultaría absurda), pero sí que debemos mantener cautela ante los relatos optimistas y pesimistas que presentan la IA como un elemento suplantador de la agencia humana. Carlos Rodríguez Lluesma Profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones en el IESE Business School Yosem E. Companys Associate Director del programa del máster en Technology Management en la Universidad de California, Santa Bárbara, e investigador en la Universidad de Stanford Artículo cedido por Harvard Deusto Tags: capital laboral pymes, drones, empresas, equipos pymes, inteligencia artificial Siguiente: El 66% de los autónomos tiene más de tres años de antigüedad Anterior: Sergi Villaubí, CEO de Apartum: “Es vital no volverse loco con el dinero durante los primeros años de una startup”
¿Gestionas bien tus gastos corporativos? Sodexo nos presenta Business Pass, una tarjeta de gastos corporativos que limita el gasto de acuerdo al perfil del usuario y automatiza la recuperación de todas las facturas mes a mes. Una práctica solución para las pymes, ya que un 24% declara no saber a dónde va el gasto de sus empleados...
¿Quién dijo que la innovación tecnológica no está al alcance de las pymes? Digalix, un ejemplo de liderazgo en innovación tecnológica Con un gran visión de futuro y pasión por las nuevas tecnologías, nacía en 2008 Digalix, una empresa tecnológica especializada en soluciones interactivas y dispositivos de gran formato.
Seis buenos trucos para un eficaz networking Te recomendamos revisar estos prácticos consejos para sacar el máximo rendimiento para tu negocio, la próxima ve que acudas a una sesión de networking. ¿Quién sabe si delante tendrás a un posible cliente o incluso a tu próximo socio?